**La Conciencia: la nueva víctima del Pos-modernismo **

30 de Agosto 2008

¿Qué es lo que duele más que un dedo de la mano recién aplastado con un martillo? ¿Lo adivinaste? La respusta: una conciencia compugnada por las maldades propias de su dueño. Pero, ¿está viva todavía la conciencia en el hombre hoy? Estoy empezando a dudar de ello, pues a diario se está creando nuevos medios para expresarse sin límite alguno. Estamos en la epoca descrita por el mismo Pablo quien calificó la expansión endémica del pecado como «la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia» (1 Timoteo 4:2). Entonces, ¿por qué no nos duela la conciencia? La respuesta triste es, hemos maltratado tanto la conciencia que ya no siente nada. La conciencia no reacciona, no se queja, no incomoda. Sencillamente está dormida y insensibilizada.

Sin embargo, hay otra forma de ver el mundo. Las personas que viven a la luz de la verdad objetiva y revelada logran dimensionar las consecuencias de sus acciones y sus decisiones. Podríamos decir que sin una regla de medir, todos los trajes parecen ser iguales. Pero, cuando las tendencias de nuestra sociedad actual se evalúen bajo la lupa de la verdad segura, la cual se ha corroborada y verificada en la vida de miles de personas a lo largo de la historia, entonces hay cómo despejar la neblina de una forma de vivir falsa.

Se dice que exite un fondo con más de $3 millones de dólares en él, dinero que se ha entregado al gobierno norteamerico por ciudadanos que buscan calmar sus conciencias. Son impresionantes alguntos de las cartas que han sido enviadas con el pago. La cantidad de dinero también es llamativa. La primera contribución a este fondo llegó en el año 1811 cuando un neoyorquino envió una carta con $6.00 dólares (unos $3.000 pesos chilenos) quien expresó que «estaba sufriendo las más dolorosas penas de la conciencia.»

El año con el mayor resolución de deuda fue en 1950, en la cantidad de $370.285 dólores (unos $191 millones de pesos chilenos!!). Nadie sabe por qué las personas enviaron el dinero. Y la mayor contribución individual fue la cifra de $14.250 dólares (más o menos $7,3 millones de pesos chilenos). Algunas de las cartas decían: “Ahora puedo dormir mejor” escribió un contribuyente. Otro escribió “tengo mi maleta lista para el cielo.” Y otro “quiero tener una conciencia limpia.” Y aun otro expresó “Me sería terrible penoso tener que quemarme en el infierno por unos cuantos dólares.” Al menos éstas personas tienen sus conciencias activas.

Ahora, para bien o para mal las personas han enviado tanto dinero al gobierno federal para calmar la conciencia. Lo importante es esto: cuando tu y yo ignoramos la conciencia, somos los que más sufrimos. Para ello, necesitas enseñar, educar, y someter la conciencia a una fuente FIDEDIGNA DE VERDAD. El punto clave es la verdad objetiva. Por ello, en un mundo relativista y pos-modernista que ahnela eliminar cualquier verdad que les incomoda, el efecto es la destrucción y la muerte de la misma conciencia.

la conciencia se abre
la conciencia se abre

En contraste, nos hace bien y nos trae luz a la mente la Palabra de Dios, pues ella es la pura y confiable palabra de verdad. Escucha lo que dijo un veterano maestro de la Biblia a un joven obrero en la iglesia: «Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera.» (1 Timoteo 1:5). La Palabra de Dios es la única manera segura para revitalizar y resucitar a la conciencia hecha tira por la maldad y el egoísmo y por el auto-engaño.

Pastor David Rogers
IBVN

Anuncio publicitario

¿Quiere comentar? Escribe acá

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.