¿Dónde está el espíritu de vecino que tanto se destaca de los Chilenos?
Bueno, lo admito. Soy visita a tu país. Pero no estoy recién llegado. Llevo más de 24 años en Chile. Con mi hermosa esposa tenemos tres hijos nacidos en Chile. Cononcemos el territorio Chileno desde Arica a Punta Arenas, literalmente. Se nos ha favorecido con viajar y conocer literalmente todas las 13 regiones de Chile. Si de paisajes, de flora y fauna se trata, Chile es un país único, de eso estoy convencido. Su grandeza montañosa, su inmensidad oceánica, sus delietables bosques y viñas, sus impresionantes desiertos y sus glaciares punteagudos y azules. Todos estos paisajes se suman a una nación privilegiada y riquísima en belleza y recursos naturales. ¡No hay como mi Chile!
Pero no todo lo que brilla es oro. El Chile moderno está olvidando–voy a ser más franco–está desechando lo verdaderamente hermoso por lo resonante, lo llamativo, por lo plastico y artificial. Piensalo: el chileno promedio hoy no tiene vida familiar al interior de su casa, todos viven en sus propios cuartos en donde cada pieza tiene un televisor, un computador y al menos dos aparatos electrónicos más tales como un iPod o similar. Las cosas envasadas se están cambiando por las cosas naturales y duraderas.
Chile está eligiendo un camino: habiendo celebrado recientemente la Independencia de Chile (el «18», ¡VIVA CHILE!) y a tan solo dos años del BICENTENARIO el camino que muchos Chilenos están eligiendo no es el de la amistad hacia el vecino, del sentido de la comunidad local o de vecindad, ni es un camino hacia valores mejores o más duraderso y fortificantes. Es un camino hacia el egoismo, el individualismo, el consumismo y el materialismo. Prueba de ello fue lo que me pasó anoche. Se lo cuento. Resulta que no tengo lugar para guardar mi auto en la entrada de vehículos de la casa, porque tengo otras cosas guardadas allí. Entonces, a algún «bandido» se le ocurrió que a mi me sobraban las tapa ruedas de mi auto (según mi parecer, obviamente). Así es que me las robó las cuatro tapas reudas. Lo más chistoso es que al menos dos estaban rayadas y gastadas. Solo que alguien decidió que al verlos, que tenía el «privilegio» de abusar de un vecino y de robarlas. ¿Así se tratan los vecinos?
Ahora, no me malinterpretes: dudo seriamente que un vecino de la misma calle las haya robado. Pero, el término vecino habla de cualquier persona que viene a mi encuentro. Es decir, el vecino mío y tuyo es cada persona con quien tengo un trato o una relación, por liviana o breve que sea. El ser vecino es precuparse de la persona y su necesidad. Es como lo que hicimos tres vecinos (familias que viven físicamente en el mismo vecinario) al llamar a un vecino que al salir por las vacaciones, dejando abierta una ventana de su casa, lo llamamos y le prometimos mirar y cuidarla. El ser vecino es entender que la otra persona es digna de ser tratada con respecto, con cordura, con honestidad.
Cristo dijo en su resumen tan simple y poderoso de la Ley de Dios que toda ella se sintetizaba con dos mandatos: «AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.» (Mateo 22:37-39, LBLA) El segundo concepto es más que poderoso o más que idealismo. Es la definición de cómo una aldea, una ciudad y una nación se tiene que tratar. Al amar a mi vecino NO le voy a injuriar, NO le puedo perjudicar, NO tengo el derecho de pasar por alto sus necesidades y menos tengo la opción de desentenderme de su bienestar.
Yo sé que soy extranjero, pero me he callado hace ya mucho tiempo. Les quiero mucho a los Chilenos. Son mis amigos y mis hermanos en la fe en Cristo Jesús. Me alegra cuando Chile gana en un amistoso partido de futbol contra otro país, y me duele cuando se pelean entre sí por hechos del pasado. Lo que más quiero comunicarles a los Chilenos en este momento es lo siguiente: no busques la felicidad o el contentamiento en lo que puedes extraer de tu país y-o de tus compatriotas. Búscala en un reconocimiento honesto y sincero que tu (tal como yo) eres incapaz para ser el buen vecino en tu propia capacidad. El amor de vecinos (se llama el amor fraternal) nace de un corazón limpio y renovado por el lavamiento en la sangre de Cristo, lo cual El hace al confiar plenamente en El para tu perdón y tu transformación interna.
Luego, el tratar a los demás con amor, tal como las palabras de Cristo registradas en Mateo 22, será francamente lo más «natural» o sea, lo que más te trae gozo y felicidad. ¿No fue Cristo mismo el que se hizo Amigo de los rechazados, de los abatidos, de los marginados y de los necesitados? Al nacer en Cristo por la simple fe en El, Cristo mismo se encarga de pulir y proveer la gracia y el amor para ser un BUEN vecino. Total, Cristo Jesús tiene mucha experiencia siendo un Buen Vecino: El murió por los egoísmos de sus vecinos, y de los nuestros también.
¡Felices Fiestas Patrias, te deseo vecino, durante todo el año!
Pastor David Rogers, M.A. Min.
Iglesia Bautista Vida Nueva
Creo que la palabra de Dios se cumple, amadores de sí mismos más que de Dios💁 egoísmo, sin compasión, una triste realidad,
Israel,
Gracias por tus comentarios al respecto. Este tema me inquieta mas y mas. Se ve muy fuerte la ola del egoismo y el «yo» que sobre pasa todo. Que tengas muchas oportunidades de ayudar a contrarrestar esta corriente alla entre los universitarios.
Saludos!
Pr. David Rogers
completamente cierto! y es lamentable que un pais con tanta precariedad y todavia subdesarrollado deseche las sanas relaciones de convivencia con el vecino, cuando es lo unico que en realidad nos podría ayudar en momentos de crisis, ni los bancos, ni la policia, ni el estado, ni las multitiendas, solo la confianza en el vecino!