Pasaron los meses de abril y mayo sin publicar la segunda parte de este tema respecto a la realidad de la iglesia en los Estados Unidos. Pero ya llegó el momento. No es que no quería decir lo que siento necesario decir. Lo tengo que decir, pero es que quiero decirlo en una manera constructiva y bíblica. A su vez sentía que era necesario conocer más la realidad de las iglesias en mi país, antes de comentar mis observaciones. Ahora tengo aun más razón para decirlo. ¿Por qué? Porque las tendencias se están aflorando, fuertemente y ámpliamente. Así que, les voy a contar lo que creo que es una triste realidad de las iglesias cristianas en los Estados Unidos.
Primero, las iglesias grandes y populares se dirigen por personas que están lejos del modelo del Nuevo Testamento en su estilo de vida y su enfoque en la vida cristiana. Quienes no lo creen, solo basta con investigar un poco en LinkedIn y en otros medios sociales (Facebook, Tweeter, Tumbler, Diggit). Verán las frecuentes referencias a la terminología de sus líderes como «hombres/mujeres quienes son líderes en la opinion pública.» U otra frase cliché, «presidente/CEO de la iglesia o el ministerio más exitoso de los últimos tiempos.» Otra muestra de su filosofía tipo «Madison Avenue» (es decir, siguiendo las empresas que procuren crecer usando medios de marketing y de publicidad pagada), es un énfasis que son pastores o autores cuyos libros se venden en los supermercados o las bencineras (tiendas mini-market). ¿Cómo han logrado esa influencia? ¿Qué verdad están predicando? ¿Qué clase de líderes son?
La respuesta es tan clara como el agua: este tipo de «líder» o «pastor» (empleo el título de manera libre) procura la fama y el reconocimiento entre todo el mundo por encima de la fidelidad a la Biblia o a la causa de Cristo. Ellos buscan ser aceptables ante los ojos de quienes no viven en obediencia a la Biblia ni son seguidores de Cristo. Se ve que personas como Joel Olsteen, Joyce Meyer, John Hagee y otros similares (la lista es demasiada larga para publicar acá) promueven una vida «victoriosa», una vida «de poder» y una vida de «bendición absoluta.» Veamos un ejemplo.
Una de la muestras de la ideología «positivista» en los EE.UU. es lo que Joel Olsteen dice en su página de Facebook: «Si procuras desarrollar el hábito simple de ser bueno hacia las personas, te puedo asegurar que estarás más feliz, tu vida será recompensada, y además, Dios promete que tus dones a otros serán devueltos a ti mismo.» (Posteo de Mayo 2013. énfasis mío) Tal clase de pensamiento tiene a millones de norteamericanos enfocados en un estilo de vida de «ganarse puntos con Dios» y de ser una «persona buena» para recibir favores y premios de Dios. Es decir, nuestra cultura cristiana ha llegado a pensar que su vida cristiana se radica en una filosofía egoísta y centrada en si mismo. No hay una consciencia de vivir para la gloria de Dios, o de vivir en comunión con Cristo, viviendo las promesas y los conceptos de la Palabra de Dios. Para muchos ser cristiano es algo «lindo, algo aceptable y una constante serie de victorias y logros personales.»
Muchos cristianos norteamericanos siguen este tipo de predicador y autor por lo cómodo de su mensaje, por la satisfacción personal que sienten, y por la sencilla razón de la exaltación de sí mismo. Yo creo que esta es una razón más porque la obra misionera pasa a segundo plano en la cultura cristiana de los Estados Unidos. A los cristianos nos interesa más nuestra propia felicidad personal y nuestra comodidad individual, más que honrar la vida de obediencia y de sacrificio a lo cual Cristo nos llamó como Sus hijos. Lejos de este tipo de cristiano está la verdad de Filipenses 2:29-30–»
«Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí.» (RV 1960)
Segundo, existe en las iglesias norteamericanas una creciente ola de interés en la entretención, la diversión, y los medios de comunicación. He visitado personalmente a veinte iglesias bautistas y bíblicas o comunitarias durante los últimos 7 meses. Son iglesias en donde los cristianos que las componen básicamente aman al Señor. Los miembros son personas entregadas a cuidar a sus familias, a criar a sus hijos y a cumplir sus trabajos de manera responsable. Tienen sus hipotecas que pagar, los estudios de su hijos a cubrir, y tienen sus autos y sus electro domésticos que mantener. Tienen que llevar su hijo a los deportes y al dentista. Tienen varias actividades por semana en la iglesia. Traten de pagar sus impuestos a tiempo y saben que la iglesia depende de su diezmo y ofrendas. Es decir, básicamente son cristianos «correctos».
Pero estos mismos feligreses de la iglesia norteamericana están envueltos en su propio mundo. No saben los nombres de los misioneros que su propia iglesia sustenta con ofrendas. Han visto un misionero tras otro visitar su iglesia, pero temen involucrarse con uno de manera directa. No saben qué pasa en el mundo de misiones ni han leído alguna revista seria respecto a la realidad del mundo hoy en día. Cuando les he consultado a algunos hermanos en la fe respecto a las tendencias en las misiones del mundo, están completamente ignorantes respecto a lo que sucede en el mundo. En pocas palabras los cristianos norteamericanos estadounidenses viven una vida desconectada del resto del mundo cristiano, y no les llama la atención el tema del cumplimiento de la Gran Comisión de Cristo. Es una realidad muy preocupante.
Este tema cuesta echarle la mano, porque es como tratar de tomar un plato de gelatina en la mano: es resabaladizo y no tiene a dónde afirmarlo. Claro, los cristianos de los EE.UU. oran por misioneros. También dan dienero y dan con tremenda generosidad a los misioneros (algunos dan con generosidad, pero otros están demasiado endeudados). Cada vez más hay personas que visitan los campos misioneros, pero aun ellos mismos, al volver, se dan cuenta que «los demás no están ni allí» con la necesidad del mundo. Una revista norteamerican questiona la validez de los viajes de corto plazo para realizar alguna obra misionera porque el resultado es poco tangible en el campo en sí mismo. Yo quiero agregar que los viajes misioneros también merecen ser questionados por la eficacia de generar algún cambio entre las mismas iglesias a donde regresan los misioneros de corto plazo. Una vez que el misionero de corto plazo vuelve a su hogar, la iglesia de donde salió recibe un informe, se emociona, aplaude y luego, de vuelta a «los negocios de siempre.»
Por lo tanto, veo que las iglesias norteamericanas no son más misionales que los mismos miembros que las componen. El pastor trata de exhortar y promocionar la causa misionera. Los líderes de la iglesia hace toda clase de evento para dar a conocer la obra misionera y las necesidades del mundo. Pero nadie quiere inmiscuirse en la obra global de la evangelización y el enseñar el Evangelio a todas las gentes del mundo. Los hermanos de los EE.UU. sienten sobre cargados por sus propios problemas. Creen que otros pueden hacer algo más eficaz en las misiones, y dudan poder impactar de manera sustancial a las grandes necesidades del mundo con la Palabra de Dios. En otras palabras, dicen ser comprometidos con la Gran Comisión, pero son verdaderamente ausentes de la obra misionera global.
Es por esto que quiero sugerir que usted, mi amado lector de habla hispana, abra sus ojos a la necesidad de que las iglesias del mundo se muevan hacia un «partnership» (unión como iguales) más equitativa en la obra misionera con los hermanos norteamericanos a través de sustentar y enviar más misioneros a todo el mundo desde Latinoamérica. Quisiera pedirles, queridos amigos, que dejen de mirar hacia el «gran país del norte» y que piense cómo va a actuar usted para levantar una verdadera ola misionera desde SU PAIS hacia los necesitados del mundo. Y por útlimo, les ruego que dediquen tiempo a orar por los pastores y los líderes de las iglesias de los EE.UU. que sean consagrados a la Palabra de Dios y a la obediencia hacia Sus órdenes de purificar la iglesia y de purificar sus vidas personales. Recuerde lo que nos advierte el autor de la carta a los hebreos:
«Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados; de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.» (Hebreos 12:13-15, LBLA)
Seamos nosotros celosos por tener iglesias santas y disciplinadas. Obedezcamos los mandatos de Cristo, sea cual sea la reacción o la opinión popular. Si podemos ser una iglesia pura y creciente en el mundo latinoamericano, tal vez Dios nos use para levantar los brazos de nuestros hermanos caídos en los Estados Unidos.
Con la Mira Hacia Arriba,
David L. Rogers, M.A.Min.
Pastor-Misionero
Iglesia Bautista Vida Nueva
wow! una realidad no lejana a nuestra propia realidad.. creo que el mundo cristiano en general esta asi….muchos apotastas de la fe…estan ente nosotros como lobos disfrazados..que triste y fea realidad…me quebranta esta realidad. sinceramente.
Querido Pastor David Rogers. Primero quiero dar un saludo, mis respetos y agradecer a todas las iglesias que han permitido poder tenerlo devuelta en nuestro país e iglesia Vida Nueva.
Respecto a su último artículo quisiera comentar dos cosas: 1- Creo que la realidad de la iglesia de Cristo (hablo de iglesia su conjunto) es que estamos pasando por un momento donde muchos esperan que otros resuelvan el problema, al cual fuimos todos llamados, por que nos hemos enfocados más en nuestras propias vidas cristianas que en lo que la Biblia nos manda. la cristiandad está tan preocupada de cumplir de forma personal que han olvidados las necesidades de otros que mueren sin haber escuchado de Cristo. afuera de nuestras fronteras hay un mundo que guarda realidades profundamente dolorosas y nosotros simplemente queremos agradar a nuestro Dios cumpliendo con lo mínimo, o sea, nosotros y nada más, siento de forma personal que nos hace falta compasión y un profundo amor por las palabras de Jesucristo. 2- A mi país le falta comprender este problema que no es solamente de los EE.UU sino de todo el mundo. Nosotros damos gracias por su país que ha sido fuente de gran respaldo para nosotros en LA, pero sufrimos del mismo mal en Chile. Al año se envían solo un promedio de 350 misioneros aprox. de más de 10.000 iglesias en Chile. Esto es una muestra de que no hay visión en Chile y además se suma que las visiones que envían misioneros no siempre son las más idóneas, por no tener una sana doctrina.
Debemos despertar como creyentes, debemos dejar de vivir cómodamente creyendo que ser Cristiano es vivir mejor. Donde están aquellos que murieron por que nosotros pudiéramos saber esta verdad maravillosa de Cristo. Parece que muy pocos les interesa replicar éste ejemplo.
Bendiciones Pastor que Dios guarde de usted y su familia todos los días de su vida
Estimado Gabriel,
Tus comentarios me hacen pensar en varios temas: por nombrar algunos, falta de visión, falta de interés en la realidad del mundo, y una cristiandad personalizada en demasía. Entiendo estas preocupaciones, pués las he visto también. Esto nos tiene que motivar y mobilizar a lograr un cambio radical en alguans áreas. A continuación, nombro lo que podría ser algún punto de partida.
Primero, que la obra misionera sea parte de mi oración y su oración a diario. No podemos orar simplemente «Dios bendiga a los misioneros.» Seamos proactivos y específicos al orar y al apoyar la obra misionera.
Segundo, seamos honestos. Lo que está lejos y fuera de mi alcance no me mueve. Por tanto, debemos hacer más para ir a ver y para ir a palapar la realidad de este mundo despedazado.
Tercero, esta visión de misiones tiene un costo, y es un costo que al asumirlo, nos lleva a sacrificar todo. Por tanto, rindámonos a los pies de Cristo y entregúemosle todo lo que tenemos. El verá cómo y cuándo utilizar lo que somos y tenemos.
Gracias por tus obversaciones. Que Dios te use para incentivar a otros a VER y a UNIRSE a la obra que nos queda por hacer.
Saludos,
David Rogers
Me parecen bastante acertados los comentarios en cuanto a la iglesia americana. La verdad es que desde que llegué acá que me di cuenta de esa realidad, y no me fue necesario visitar muchas iglesias para saberlo. Además viviendo en Sudamérica, vi pasar a muchos americanos que iban como de paseo a los viajes misioneros. Al vivir acá no quiero ser parte de la gente que está en la iglesia, pero que solo asisten u ofrendan esperando el recibo de final de año para reducir impuestos. Quiero estar involucrado y ser parte de la gran comisión y agrandar el reino de los cielos, para la Gloria de Dios.
Es mi deseo que la iglesia despierte y se levantes siervos y siervas dispuestos a servir al Señor.
Estimado Jonathan,
Tus palabras calan profundo, siendo un creyente que conoce de la realidad cristiana en ambos hemisferios. Que Dios te use para exhortar y motivar a muchos hermanos norteamericanos y chilenos a servir con TODO la causa de las misiones! Sugiero que compartas lo que has visto y que también, seas siempre una luz brillante del Evangelio por donde sea que andes.
Aprovechando que mencionas un deseo de ser parte del cumplimiento de la Gran Comisión, permíteme darte unas pocas sugerencias para lograr eso. Primero, ora constantemente por obreros que Dios envíe a los campos del mundo. Que sean obreros dispuestos a sacrificar todo para llegar a la obra mientras hayan tiempo. Segundo, infórmate bien de lo que Dios está haciendo en el mundo misionero, de tendencias, de oportunidades y de falencias. Luego, compártelo con otros. Y tercero, no te cierres a la posibilidad que Dios te llame a tí a ser misionero acá en este país! Puede ser que seas la clase de herramienta que Dios busque para ayudar a abrir los ojos de la iglesia acá.
Que Dios te bendiga. Gracias por tus comentarios.
David Rogers
Un descarnado pero honesto y leal relato de la realidad. Ojalá este informe despierte las conciencias dormidas, pastor David.
José,
Estoy de acuerdo contigo. La Iglesia norteamericana se está quedando dormida, pero doy gracias al Señor por los pocos que están bien de salud espiritualmente hablando, porque hay otros vislumbres de luz esperanzanda en ciertos rincones del mundo cristiano.
Resulta que las diferencias son drásticas: o la iglesia tiene un corazón que vibra con las misiones, o está indiferente a ellas. Dios queiera que muchos más puedan injectar una pasión por la obra misionera.
Gracias por tus comentarios, amigo! Que Dios te use grandementen el norte de Chile!
Saludos,
David Rogers