¿Qué nos revela un terremoto, más que solo un remesar de las cosas, del entorno, de la vida, y aun de la misma alma? ¿Es un terremoto una señal, o un llamado de atención, o simplemente un proceso geológico incontrolable, inevitable y el resultado de la presión geotérmica global? Y esta: ¿Estamos rumbo a la destrucción o la iluminación plantaria al ver los efectos que el terremoto produjo en Chile y en más de 22 países del mundo?
Una cosa es cierta, la cantidad de preguntas–tanto en lo personal como en lo social–que este terremoto ha despertado en la conciencia colectiva de Chile y del mundo aumentan con creces. Una lectura breve de otros blogs en español y con origen del mundo latino hace visible que la gente toma tiempo (o mejor dicho, se le obliga a tomarlo) para pensar en nuestro destino como mundo y como raza humana. Ligada con esta prregunta está la de la causa y el efecto de un terrremoto. Una cosa está clara: no solo la tierra se tiembla en un terremoto. También nuestras almas y corazones son sacudidos.
Por ello, quiero hacer una reflección hoy, a los 5 dias del terremoto, que pudiera haber expresado cuando experimenté mi primero terremoto en mi vida, ello a los 6 meses de haber llegado a Chile, vale decir, en el terremoto de Marzo 1985. En dicho momento nos encontrabamos a 1.5 kilometros del epicentro (en la costa de Chile). Estando allí, la realidad de lo frágil que es la vida humana se hizo cristalino y se destacó que el hombre no siempre sabe responder a las crisis o al peligro. Hoy, siguimos viendo lo mismo, pues muchos responden con desesperación, con fobias y con temores desproporcionales. Otros reaccionan con rabias, con desperación y culpando a las autoridades por su sufrimiento. Ténlo en mente: la vida está SIEMPRE en la balanza, pero un terremoto nos recuerda de esta verdad de manera poderosa.
Entonces, una reflección tardía pero fresca en estas situaciones: los terremotos revelan dos verdades…lo limitado y lo frágil de la vida, y lo egoísta del corazón humano. Ambos tiene esto en común–las crisis descubren o destruyen a las personas y el mundo que nos rodea. O dicho de otra forma: el mundo NO ES eterno, y el corazón del hombre NO ES puro.
¿Cuál es la relación entre las dos observaciones? Simplemente esta: cuando el mundo empieza a ser sacudido, los esfuerzos del hombre se rompan, y los logros de la ingenería se derrumban. Por la otra mano, cuando la sociedad o la vida se desintegra, la supuesta caridad y la pureza del hombre se evapora o se inhibe. Entonces, vemos que roban al prójimo, en lugar de simpatizar con su necesidad. En lugar de servir al vecino, algunos se vuelven en su contra. No todos los hombres estamos verdaderamente dispuestos a sufrir, especialmente cuando siento obligado a resolver la crisis por la fuerza.
Algunos, por cierto, son desintersados y salen a socorrer al daminificado o al necesitado. Pero muchos más se preocupan solamente por su propia seguridad y su propia comodidad. Si no me crees, mira a cuantos hombres y mujeres estaban saqueando los supermercados…aun cuando habían soldados y Carabineros vigilando. Nuestra más grande debilidad como raza humana es no ser honestos con nosotros mismos, y muchas veces culpamos nuestra desperación a otros.
Quiero expresar una reflección más sobre lo experimentado un este cruel terremoto. Pero, esta reflección la compartiré una vez que haya podido hablar cara a cara con los serviciales y sacrificados almas que llevaron, comida, útiles y los víveres a la «zona zero» del epicentro en Concepcion y ciudades cercanas. Esta observación tiene que ver con algo que va más a fondo: se llama auto-sacrificio. Esto también se ve en las crisis, sean personales o nacionales.
Pero, antes que lo postee, te invito a hacerte a ti mismo(a) una pregunta sobre lo dicho anteriormente. Si no estás convencido de lo que se cae a tierra en las crisis, entonces pregúntate lo siguiente: ¿hay algo similar con las consecuencias del terremoto en Haití en en Chile? ¿Qué se observa en sus acciones y sus frenéticas búsquedas que les llevaba a actualmente abandonar sus propios hijos y familias a la merced de las circunstancias?
Mientras tanto, siguimos atentos a aprender lecciones que sean de veras más de lo que se imagina, más de lo que se ve al superficie en nuestra tragedia, que a su vez, es posiblemente nuestra más grande revelación como país.
Preguntándome Qué Aprender en medio de todo esto,
David L. Rogers, M.A.Min
Pastor Administrador
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