En Chile existen épocas cuando se dan enfermedades típicas de la estación: por ejemplo en el invierno están los refrios y la gripe; en la primavera están las alergias y las infecciones respiratorias; y en el otoño están las enfermedades como la toz y los virus de contagio fácil en grupo. Ahora, a tres meses de las elecciones nacionales en Chile está una nueva enfermedad: el «debatitis»…una especie de brote de infecciones de tipo sub-cutáneas que se contagia al estar con los candidatos presidenciales. Esta enfermedad de temporada se manifiesta con los síntomas de cólera o de ataques ilógicos a los demás. Es una infeccion que produce, además, una inflamación del carácter y de las personalidades. Esta infeccion, si no es controlada, puede llegar a causar un problema grave en quien la porta…resulta con un condición difícil de controlar: se llama «el hinchazón de la cortex celebral» lo cual causa un distanciamiento de la realidad, un distoricionar de la verdad, y peor aun, una ceguera a las necesidades de los demás en la sociedad.
Menciono esta «enfermedad» porque ya se está levantando su cabeza fea entre medio de los candidatos, quienes por convincentes que sean, están perdiendo de vista lo esencial del debate democrático: el ejercicio de exponer ideas y programas de trabajo que sean de veras viables, estudiados y fundamentados. Los Chilenos necesitan en esta epoca una vacuna encontra de esta enfermedad «estacionaria» de la «infeccion de la debatitis.» Pero, me es triste decir que la unica vacuna es apagar la tele, pero ni eso le asegura que no se le pegue la infeccion…igual anda en el aire.
Mi recomendacion es la siguiente: toma mucho líquido del Pozo del Agua de Vida, es decir de la verdad eterna, de la misma Biblia, pues, en ella, encontrarás no solo soluciones para uno mismo, sino para la sociedad entera. Considera este ejemplo, dado por un cortesano de la época de Imperio Israelita: «Venid ahora, y razonemos, dice el Señor, aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán.» (Isaías 1:18) Cuando se haga debate, no ignore la verdad que como seres humanos nadie se escapa de necesitar limpieza del pecado. Esto incluye aun a los mismos canditados, así como este autor. Nivela el terreno de la cancha.
Segundo, recomiendo que se evite las grandes conglomeraciones de personas propensas a debatir solo para ganarse puntos en las encuestas. Así se evita ser contaminado con hablar lo mismo de siempre pero que no conduce a soluciones de fondo. (Permítame un caso específico: No vale nada poner 10.000 Carabineros más en las calles de Chile, si en las casas los padres no enseñen y mantienen el orden del respeto para la autoridad. Como va el refrán: «Dime con quien andas, y te diré quien eres.») En otras palabras, para no contagiarse con esta enfermedad, no se quede con soluciones superficiales, ni en la política, ni en su propia vida personal.
Tercero, sugiero que seamos interesados en la vida del candidato, antes de su estilo de hablar o su cobata o sus riquezas, o aun su «gran trayectoria» del pasado. El hombre o la mujer que gobierne a Chile ha de tener el carácter puro, una mente clara y una vida trasparente. De lo contrario, usted está más suseptible a que se contagie con la «enfermedad del debatisis» y solo queda el hablar por el hablar. Bla, bla, bla, bla, bla…termina enfermando a otros.
«Como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo.» (Proverbios 25:11). El hablar es barato. El hablar fundado en la realidad puede ser más exigente, pero conlleva a soluciones duraderas.
Es tiempo pedir a los candidatos que nos hablen de cosas que son verdaderas de fondo, en todo sentido, PALABRAS COMO MANZANAS DE ORO en engastes de plata…vale decir, palabras que sanan, palabras que guian, y palabras que sean fundadas en lo que Dios en su inteligencia y conocimiento ha recetado para una sociedad limpia, segura, y sostenible a largo plazo.
Las palabras de Cristo en Su primero discurso público deberán marcar la pauta: «También habéis oído que se dijo a los antepasados: no jurarás fálsamente, sino que cumplirás tus juramentos al Señor. Pero yo os digo: no juraréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es estrado de sus pies…ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. Ante bien sea vuestro hablar «Sí, sí» o «No, no»; y lo que es más que esto, procede del mal.» (Mateo 5:33-37 LBLA). ¡Novedoso, pero efectivo!
Para el bien de la Democracia,
David L. Rogers, M.A.Min
Pastor Administrador
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